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lunes, 14 de noviembre de 2011

Las baldosas asesinas de la Calle Bravo Murillo.

Me gusta andar, de hecho es una de las actividades con las que más he disfrutado de siempre. Mi marido decía que lo inteligente era aficionarse a una actividad física que se pudiese realizar en cualquier momento, y bajo cualquier circunstancia, y andar no sólo es gratis, sino que implica un ejercicio más que saludable para todas las edades.
No obstante, he de admitir, que aún llevando buen calzado, hay calles que se me resisten, puede que hace 20 años no le concediese mayor importancia, pero ahora sí, que con 80, aunque se esté bien, la estabilidad no es la misma, y el "porrazo" puede ser importante.
Supongo que si no tuviese otras calles con las que comparar, me limitaría a no transitar sola por las que se me resisten, o las evitaría en la medida de lo posible, pero como sí que puedo comparar, no veo justo que se pueda andar de la manera más cómoda, y por qué no "confortable", por calles como Serrano u Ortega y Gasset, y no haya forma humana de dar un paso por Bravo Murillo. El pavimento está roto, las baldosas para ciegos pinchan y cortan (mejor no caerse sobre esas baldosas, muerden), un desastre para todos, pero mucho más para las personas mayores.
De todas formas, qué cosas tengo, Serrano es la "Milla de Oro", la calle Serrano hay que cuidarla... y me parece bien, yo me aprovecho y disfruto de ello, pero lo correcto sería que el resto de calles contasen con la misma atención, insisto, Bravo Murillo, las calles de Vallecas (tengo amigas en Vallecas a las que sus hijos les han prohibido salir solas por la cantidad de veces que se han caído). ¿No son ciudadanos de Madrid? ¿No pagan sus impuestos? Pues seguramente más y mejor que muchos vecinos de la famosa "milla", que gracias a sus asesores fiscales, se libran de pagar el más mínimo euro a Hacienda, es así.

Calles dignas, y transitables para los peatones madrileños ya.

Qué cosas. 

Lady Gin Tonic.

Quién es Lady Gin Tonic

Para todos aquellos a los que les pueda interesar ¿Quién soy yo?, la respuesta es bastante sencilla, porque entre otras cosas, no voy a perder ni un segundo en divagaciones meta-existenciales para responder.

Nací en el Madrid más castizo, en la Ca´Juanelo, un 12 de Noviembre de 1931, así que hagan ustedes la cuenta, acabo de cumplir los 80, y según mi médico de cabecera tengo bastantes posibilidades de seguir dando guerra un "rato" largo.

Primogénita de un pintor de brocha gorda con aspiraciones de poeta, y de la afamada repostera de uno de los locales de más renombre de la ciudad, la “niña” (no deje de ser la niña hasta la menopausia, momento en el que en un “arrebato” de hormonas puse a todos “a caldo”) no pudo salirles más rebelde, y si bien sus pasos se encaminaban hacia la consecución de un título de secretariado internacional (algo así lo llamaban en aquel entonces), en su camino se cruzó un apuesto militar inglés, mi querídisimo esposo James W., y abandonándolo todo para disgusto de la familia, se trasladó a Londres para con el tiempo acabar poniendo varias “tiendecitas” de decoración y telas, llegando a tener marca propia, e incluso a ser comercializada ésta en Harrod´s (que ya no es lo que era…)
Mis años de matrimonio no pudieron ser más felices, y aunque ya han pasado casi diez desde que James falleció, no pasa un día en el que no le añore.

No tuvimos hijos, pero gracias a la infinita generosidad de mi hermana Manuela, he podido disfrutar y “malcriar” a todos mis sobrinos, Raúl, Ramiro, Eduardo y Martín. Estos a su vez, me han hecho la “tía–abuela” más feliz de la tierra dejándome malcriar a sus niños (que esto también es un decir porque rozan ya todos la treintena…). Tengo así mismo la "gran" suerte de que mi sobrino pequeño, Martín, me deje bastante a menudo a sus dos niñas, Cayetana y Paca, dos preciosas “labradoras” negras de un añito, que hacen las delicias de mi secretaria, sobre todo cuando le llenan de pelos y babas sus bonitos trajes.  
En la actualidad llevo viviendo 5 años consecutivos en Madrid, y salvo para estancias cortas, asistencias a eventos, o controles comerciales de mis establecimientos, no tengo pensado volver a instalarme en Londres.

Allí tengo muchos amigos, familia a fin de cuentas, pero mis sobrinos  están aquí, y por muy bien que esté, la familia es lo más importante a estas alturas de partido.
Justamente han sido ellos, los que me han movido no sólo a ir contando mis andanzas en twitter, que invento tan divertido, sino a crear este “blog”, blog cuya finalidad no es otra que hablar con total libertad de todos aquellos temas que siempre me han interesado, y de los que siempre me he limitado a hablar en los círculos más cercanos (por lo de que una “dama” nunca habla en público ni de política, ni de dinero, ni de sexo, por Dios…). Ahora, sinceramente, si alguien me juzga o me critica, como comprenderán…
Creo que también es importante aclarar por qué “Lady Gin Tonic”, y no mi nombre real, no, no se trata de esconderme, me llamo Margarita Moreno, y desde hace más de 20 años, mis familiares, y amigos me llaman Lady Gin Tonic. El motivo no es otro que mi gusto por tomarme uno, y sólo uno (el día que me tomo dos, al día siguiente no bebo más que agüita del grifo) a las nueve de la noche, un ratito antes de cenar. Esta es una costumbre que teníamos James y yo, y con la que yo he seguido. A mi gente siempre le ha hecho mucha gracia, y con "Lady Gin Tonic" me he quedado, pero por favor, que quede claro que esto no implica en modo alguno que apoye el consumo de alcohol.

Por último, y si bien puedo presumir de tener una salud excelente para mi edad (el sentido del humor, mi amor por la familia, y no haber fumado nunca han tenido su recompensa), mi vista ya no es lo que era, y en ocasiones la artrosis hace que me duela mucho la mano izquierda, por lo que si bien las (me han dicho que se llaman así) “entradas” las voy a redactar yo, las va a escribir y corregir, mi secretaria y futura sobrina, mi querida Jennifer Parker Poole.
Mi idea, insisto, es hablar de todo, de todo lo que entienda puede resultar interesante, sin ofender a nadie nunca, e intentado divertir siempre.

Espero entretenerles, espero contagiarles de la alegría de vivir que me ha acompañado siempre a pesar de los obstáculos.

Sin otro particular, reciban mi más “cariñoso” saludo.

Lady Gin Tonic.