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lunes, 6 de agosto de 2012

"Los Limitadores"

Mi sobrina (mi Elenita sin H, y sin pelos en la lengua…), se enfrentó hace unos cuantos años a la ira de familiares y amigos, como consecuencia de un relato corto que escribió, así como quien no quiere la cosa...

El relato en cuestión, se titulaba "Amarae Vitae" (Amarga Existencia), y relataba, con la ingenuidad propia de los 20 años que ni tan siquiera había cumplido (creo recordar que le quedaban un par de meses para hacerlo) como la vida, el futuro, y los sueños de una joven, se veían completamente truncados, gracias a la bienintencionada intervención de todos aquellos que la querían, que la cuidaban, y que evidentemente deseaban lo mejor para ella, aunque eso incluyese el apartarla totalmente del camino que podía llevarle a alcanzar sus sueños.

Describía, como los que rodeaban a la joven protagonista, por el mero hecho de alejarse de lo establecido y de lo convencional, eran incapaces de valorar como reales y factibles sus intereses, y de como gracias a ese exceso de “cariño”, y a esa falta de "confianza", conseguían finalmente encauzar su vida por el buen camino, por el camino del trabajo fijo, por el camino del ganar dinero única y exclusivamente por el hecho de ganarlo, por el camino de formar una familia más por obligación antropológica, que por amor… por ese camino tan transitado, pero por Dios, tan sumamente mortal cuando no se emprende voluntariamente.

Sin duda, era un relato terriblemente triste, máxime, cuando estaba basado en su propia experiencia.

Mi Elenita sin H, quería ser escritora, pero claro, ser escritora, desde la perspectiva de sus padres, y del resto de amargados y rancios familiares y amigos, e insisto, siempre bienintencionados, era mucho peor que ser asesino a sueldo, o narcotraficante, o puta, sí claro, porque quieras que no, un asesino a sueldo tiene un trabajo más o menos constante, que le proporciona unos ingresos más o menos fijos, y que depende de factores mucho más objetivos que los factores con los que pueda contar un escritor, un pintor, un actor, en definitiva, cualquier persona que opte por vivir del arte…

Pocos, pero los hubo, la apoyaron, y sería injusto no recordarles, como injusto sería no admitir que gracias al apoyo y amplitud de miras de esos “pocos”, mi sobrina consiguió formarse acorde a sus intereses, y salir adelante de manera autónoma, dedicándose de una forma u otra, a lo que desde siempre había deseado.

Por desgracia, muchos otros, no tienen la suerte de poder contar con esos pocos, y terminan tirando sus sueños a la basura, y lo siento, pero una persona deja de serlo en el mismo momento en el que deja de soñar.
A esos muchos, a esos expertos en jardines ajenos que con todo el cariño del mundo actúan de manera implacable en la vida de los que les rodean, para evitar no sólo que se alejen del buen camino, sino que se alejen de la aburridísima existencia que para ellos mismos han elegido, a esos, y no a otros, son a los que yo (y nuevamente haciendo uso de un termino acuñado por #lamadrequemeparioqueagustoquesequedo) he llamado desde siempre “los limitadores” (o esos capullos amargados cuando les cojo confianza…).

Por desgracia, para encontrarnos con nuestros propios limitadores, no tenemos que alejarnos mucho, de hecho, en ocasiones, no tenemos ni que abandonar nuestro propio dormitorio, que ya es “castigo”.

Nuestros limitadores son los mismos a los que ya apuntó el mismísimo Jesús de Nazaret cuanto concluyó que nadie es profeta en su tierra.

Nuestros limitadores son todos aquellos a los que el miedo les ha cortado las alas, y que como ya cantaba Julio Iglesias (de Jesús de Nazaret a Julio Iglesias, esto si que es versatilidad…) “vuela amigo, vuela alto, no seas gaviota en el mar, la gente tira a matar cuando volamos muy bajo…” por volar ellos mismos tan bajito, se han metido un "meneo" contra el suelo, y se han quedado medio "gilipois".

Nuestros limitadores son todos aquellos que se han resignado a no escuchar jamás a su corazón, y a hacerlo en todo momento a su asesor fiscal.

Nuestros limitadores son los del pájaro en mano, aunque el ave sea más de “mal agüero”, que “mensajera”.

Nuestros limitadores nos quieren tanto que nos prefieren frustrados a su vera, que felices a miles de kilómetros, porque siempre es mejor asfixiarnos de amor, que dejarnos respirar en libertad.

Nuestros limitadores no es que no confíen en nuestras capacidades, es que no confían ni tan siquiera en la suya para no perderse al volver de tirar la basura.

Nuestros limitadores son los que no dejan de recordarnos que en época de crisis es mejor no arriesgar, y permanecer quietecitos y sin meter ruido.

Esos, esos son nuestros limitadores, y pocas pistas más son necesarias para su mas que correcta identificación.

Y sí, reconozco que alejarnos de ellos, es complicado, porque ¿Cómo alejarnos de nuestros padres? ¿Cómo abandonar a nuestros amigos?. Pues haciéndolo que es gerundio, y tomando nuestro propio camino, porque si por no abandonarlos, permanecemos en el suyo, será en ese momento, en el que nos irá mejor de muertos, que de sencillos…

Tengo que reconocer, que mi experiencia con estos sujetos, al menos hasta el momento, se había limitado a la mera observación de sus actuaciones en la vida de los demás (menos cuando me lie a “bocaos” para que mi Elenita estudiase lo que le saliese del…), insisto, hasta el momento, porque de repente, han empezado a salir de debajo de las piedras, y a procurar, de manera constante, encauzar ni dorada senectud, hacia lo que ellos consideran actividades más propias de mi edad.

Yo, como soy la mujer más fina, educada, y agradecida que conozco, he decidido, y después claro está de valorar de manera objetiva sus recomendaciones, no mandarles a freír puñetas, sino directamente al INFIERNO, lugar de lo más apropiado por otra parte, para disfrutar de estas calurosas jornadas estivales por las que estamos pasando.

Parece ser, y vuelta la mula al trigo como en “El Yoda con Botas” http://bit.ly/MXEnNx, que una persona de 80 años, a no ser que sea la Reina Isabel, o Woody Allen, o la propia Lola Herrera, que no los cumple, pero se les acerca… tiene que, llegado ese momento, apartarse de toda actividad, y dedicarse a leer el Pronto, o a hacer calceta, y bueno, de eso de andar “zandasquileando” por las RRSS, ni hablar, una mujer de 80 años que ande enredando por twitter, no es sino una “golfa pecadora tuitera que ay si su madre levantase la cabeza”. Que he llegado a escuchar,

 - Pero la gente se cree que tienes 80 años,, pues no lo entiendo, porque las mujeres de 80 años no suelen tener esa agilidad mental, lo tuyo es "raro".

Lo primero, ¡¡GRACIAS POR LO DE LA AGILIDAD MENTAL!!, lo segundo, que me encantaría que la gente no creyese que tengo 80 años, porque eso significaría que no los tengo, que lo de que la edad esta en el espíritu es cierto, y lo tercero, lo tercero va relacionado con lo de "raro", y prefiero darme un punto en la boca por si hay menores leyéndome...

¿A qué se supone que se tiene que dedicar una mujer de 80 años? ¿A morirse? ¿A perder la agilidad mental y las llaves? Vamos a ver, reconozco que ya es suerte el no haberlo hecho (las llaves un montón de veces, pero vamos, desde que tengo uso de razón...), y bueno, pues ya que no lo he hecho, ni tengo intención de hacerlo en una larga temporada, lo que está claro, es que no voy a malgastar el "preciosisisimo" tiempo que me quede, en morirme de aburrimiento por los rincones, o en desperdiciar mi “agilidad mental” en dar cumplimiento a las expectativas de senectud que para conmigo tengan el resto de la humanidad.

Insisto, los limitadores, siempre limitando por amor, y en pos de un futuro mejor para ellos mismos, pero al resto, que les den…

Desde aquí, y desde ya, os digo, que ni consintáis que nadie os marque el mejor camino a seguir, ni os ajustéis a ningún estereotipo establecido, porque los estereotipos, y los "caminos" sólo se han establecido para los que por sí mismos no son capaces de llegar más allá de recordar el camino de regreso (y con "miguitas" de pan la mayor parte de las veces) del cubo de la basura a su propia casa.

Los limitadores, llegado el caso, y si son incapaces de seguir adelante sin limitar, que limiten a su madre, que entre otras cosas, fue la primera que les limitó, y de ahí sus personalidades siniestras y retorcidas.


Que la vida es sólo una, que dura muy poquito, que tiene que ir más allá del crecer, y crecer a base de golpes, limitaciones, y sufrimientos (que esto es una versión muy de la inquisición que yo personalmente nunca me he creído), que de existir un Dios, de lo que nos va a pedir cuentas, no va a ser de lo mucho que hemos sufrido, ni de lo mucho que nos hemos amoldado a los “canones”, que de lo que nos va a pedir cuentas, va a ser del rendimiento que le hemos sacado al talento que nos concedió en su momento, y que insisto, y así por concretar que nunca viene mal, que al que no le guste lo que hagamos, o lo que queramos hacer, que directamente, o no mire, o en mi caso,  y si de alguna manera ofendo a la bonita imagen de las abuelillas de 80 tacos que parece ser que corre por esos mundos de Dios, que se alquile todos los DVD´s de José Mota (o que se los descarguen de Pirata Bay, sí, soy una ancianita de 80 años que conoce Pirata Bay), y que se consuele disfrutando de las “andanzas” de la vieja del visillo.

Y para terminar, alertaros sobre el principal limitador que no sólo puede alejaros de vuestro camino, sino boicotearos “toita” la existencia, alertaros sobre vosotros mismos, y ese arte tan especial que en ocasiones desarrollamos, no sólo para limitarnos, sino para amargarnos. Si eso llegase a pasar, no preocuparse, se supera fácilmente, si como en mi caso, aparte de buenos amigos, se cuenta con un TL fantástico, con el que poder disfrutar y compartir a diario, la grandeza de una existencia sin límites.

Sin más (que estas ya no son horas para mí…).
Lady Gin Tonic (dando por “saco” para no perder la mala costumbre).

Pd: Me gustaría dedica esta entrada, con especial cariño y admiración, a una joven que no sólo me recuerda a mi misma a su edad (mala uva incluida), sino que me ha hecho volver a tenerla. Y a la que además, deseo toda la suerte del mundo como escritora, porque no sólo lo hace muy bien, sino que es terriblemente “comercial”. Me gustaría dedicársela a mi segunda Elenita sin H de @sintsis72