Hoy es un día en el que si me importase lo más mínimo la imagen que puedo llegar a proyectar de mi misma a través de este blog, me esforzaría por escribir algo profundo y comprometido, algo que recordase la importancia del derecho a voto y de su libre ejercicio, y no, no acudiría para ilustrarlo a los años en los que a las mujeres no se les permitía votar, y que si llegado el caso se les permitía, rara era aquella que lo hacía sin recibir ningún tipo de coacción. No, en todo caso me remitiría a la actualidad, y a los miles de, ya no sólo mujeres, sino también hombres, que ni derecho a voto, ni derecho a educación, ni derecho a asistencia sanitaria, ni derecho tan siquiera a creer en el Dios en el que quieran creer tienen, y me remitiría tal vez al retorcido silencio de la comunidad internacional al respecto... a estas cosas me remitiría para hablar de la importancia del "voto".
Insisto, no voy a hablar de esto, aunque como diría mi amiga Lourdes, que arte tienes para hablar sin querer hacerlo... arte sí, arte tengo.
Al tema, soy muchas cosas, y una de ellas, una de las que más felicidad me proporciona, es ser una "lectora incansable", y lectora de todo, lectora casi de cualquier cosa (hasta de los prospectos de las medicinas si se tercia). Disfruto muchísimo leyendo.
Mi ritual de lectura empieza cada mañana con los periódicos. Mi periódico de cabecera es "El Pais", pero también leo otros periódicos, "El Mundo", "ABC", los leo en papel, y no cambió al formato digital porque me gusta como huelen, me gusta pasar las hojas, me gusta ocupar toda la mesa, y disfruto incluso luchando por no mancharlos de café, de zumo, o de lo que sea... también leo algún periódico digital como "El Confidencial", pero reconozco que no huele tan bien como "El Pais" (y me refiero evidentemente al olor de imprenta de las hojas de papel). A lo largo del día, hago más pausas de lectura, por ejemplo también suelo leer después de comer, y antes de dormir. Leo, leo, y leo.
Ayer mismo por ejemplo, y tras tomarme un café en el VIPS de la calle Serrano, compré "El País", y el nuevo número de la revista "Harper´s Bazaar", mi revista favorita.
Llegué a casa con la misma ilusión que recuerdo en mis sobrinos cuando les compraba en el kiosko de la esquina el tebeo, o el albúm de cromos de turno.
Y aquí viene el "drama"... la infantil alegria no me duró mucho, y es de esto de lo que voy a hablar en un día tan serio como este.
Abro la revista de moda que desde hace unas semanas regala "El Pais" todos los sábados, "S"Moda, y que hasta el momento me había parecido bien, correcta, entretenida... y me encuentro con el siguiente artículo "¿Qué me pongo para votar?". ¿En serio? ¿En serio que qué te pones para votar?. Pues así de primeras, a la periodista en cuestión le recomendaría, que sin lugar a dudas, para votar se pusiese la "cabeza", y de segundas, que se la pusiese bien lejitos de mi, que ahora sí que sí, que con el "brutal" esfuerzo que nos ha costado a muchas, a mi madre la primera, que no dejó de trabajar desde que tuvo uso de razón, que vosotras estéis donde estáis, y podáis hacer lo que hacéis, nos salgáis ahora con estas, tirándo toda nuestra reputación y credibilidad como mujeres a la basura del "electroencefalograma plano" titulando un artículo así, que luego otra cosa puede ser el contenido, que a fin de cuentas versaba sobre los diferentes estilos de las primeras damas a la hora de escoger trajecito para ir a votar, ¡¡¡que no!!! ¡¡¡que de ninguna de las maneras!!! que una cosa es disfrutar con la lectura de una revista como "Harper´s Bazaar" en la que no sólo encontramos orientación acerca de estilismos o compras, sino también artículos como el que este mes dedican a la fotógrada Nan Goldin, o reportajes fotográficos de una impactante belleza como "Mansion Lagerfeld" como ellos mismos explican, fotografías de Karl Lagerfeld inspiradas en la estética de "Arriba y Abajo", y otra bien distinta pasar el rato analizando qué mujer de presidente ha ido a votar mejor vestida desde que en este santo pais podemos hacerlo (después de la dictadura se entiende)...no ¡¡¡Eso no!!! ¡¡¡Eso nunca!!!
¿Qué me pongo para votar?, no sé... lo que no se va a poner desde luego la periodista, es mi aprobación.
¿Qué me he puesto yo hoy para votar?.
Bien, lo primero que me he puesto ha sido el despertador (bueno eso lo hice ayer por la noche), lo segundo mis ganas de participar en esta fiesta (definición que más me gusta) de la democracia, lo tercero, mi traje de libre pensadora a la que han enseñado a escoger lo que considera que es más adecuado para ella, y en este caso para su país, pero aceptando que nadie está en posesión de la verdad más absoluta, y por último, unas botas de agua muy cómodas que tengo desde hace años, y que entiendo que "componen el estilismo más adecuado para que una mujer de mi edad y condición, acuda a las urnas".
A la porra.
Lady Gin Tonic (con la moral un poco "así").
joder, que me pongo para votar?< menos mal que no compro esa mierda!
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