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domingo, 19 de mayo de 2013

No soy yo, que es mi madre, que tampoco...



Reflexiones acerca de lo importante que es asumir cuanto antes (y así ahorrarse disgustos, y auténticas fortunas en terapia), que más pronto que tarde, todos terminamos convirtiéndonos en una versión bastante "desmejorada" de nuestros progenitores.

Esto es así, llega un momento (suele darse alrededor de los 40), en el que empezamos a hacer todo aquello que juramos y perjuramos que jamás haríamos, porque era algo, que no dejaban de hacer nuestros padres.

El proceso de  conversión no sólo incluye "puntos de vista" (que son los que más molestan) sino que también introduce; frases hechas, tics, gestos, manías, "neuras", cortes de pelo, y extrañas aficiones culinarias como la que desarrolló mi madre en sus últimos años y que consistía en hacerse bocadillos de chorizo con patatas chips dentro...*

*En mi caso ha evolucionado a meter chips dentro, y dejar la bolsa fuera y a mano, de acompañamiento...


*Preciosa imagen de unas doradas chips.

Podríamos determinar así mismo, que la afinidad genérica, también influye.

Véase, cuando mi marido y yo empezamos a ser víctimas del proceso de conversión, yo me convertí en mi madre, y él en su padre, motivo este por el cual estuvimos una larga temporada sin compartir, el lecho conyugal…

Recuerdo como si fuese ayer, mi primer contacto con esta experiencia, mas que sorprendente, “acojonante”.

Vivíamos aún en la primera casa que tuvimos en Londres, en Pimlico Road, y habíamos organizado una cena con amigos.

Todo se desarrollaba con normalidad, sin incidentes, y en inglés... cuando a la altura del segundo plato, y ya a punto de recoger para servir el postre, cogí, y movida por un extraño resorte tipo “petardo en el culo”, me levanté, y poniéndome “en jarras”, miré a todos, y les dije en el más puro “chamberinglish” "¿Alguno con hambre? ¿Le frío un huevo a alguno?" (frase insignia de mi madre, que movida por el espíritu de la postguerra, no consentía que en casa nadie se quedase con hambre, y se dedicaba a ofrecer huevos fritos de postre como quien ofrece cafés)

A partir de aquel momento, todo fue de mal en peor.

Lentamente, y sin tan "lentamente", la joven que hasta entonces era, se fue transformando irremisiblemente, en su madre.


*Apuntar que a estas señoras. no las conozco, pero que me ha parecido una foto de lo más descriptiva para lo de la posesión materno-filial.

Antes de salir a la calle, daba trescientas vueltas a la casa comprobando meticulosamente que había cerrado el gas, apagado la luz, y colocado "la trampa de cazar leones" (que esto era un invento de mi madre, que consistía en dejar siempre un cubo de agua muy pegadito a la entrada, y que servía, siempre desde su lógica, como elemento disuasorio para los extraños)

Ya en el portal, me sorprendía a mi misma, santiguándome tres veces, y además así como muy rápido y "a lo loco", e invocando al "Niño del Remedio" para poder regresar "con bien" al hogar (que esto si que conociéndome hubiese dado para un estudio a fondo...)


*Santo Niño del Remedio que da mucho "yuyu".

Un día, yendo en autobús, me encontré mirándome en un espejito, cuya existencia desconocía y que debía de haber aparecido dentro de mi bolso por obra y gracia del “Niño del Remedio”, retocándome (con unas pinzas también aparecidas de la nada) de forma compulsiva y neurótica la curvatura de las cejas*

*De haber vivido hoy en día, mi madre hubiese tenido su propio blog de depilación de cejas a pinza, arte en el que sin lugar a dudas, era la mejor.

Un sin vivir en mí, pero además, literal…

Preocupada por lo inusual, y precipitado de los acontecimientos, intenté buscar consuelo en mi hermana, pero claro, siendo esta como era, unos años mayor que yo, no sólo había empezado a desarrollar la conversión mucho antes, sino que se encontraba muy cerca de alcanzar la “perfección”. Manuela, no sólo era capaz de mantener a raya la curvatura de las cejas en el autobús con una sola mano y mirándose en el reflejo de la ventanilla, sino que podía freír huevos para todos a la hora del postre, al tiempo que iba rellenando el cubo de agua para dejarlo junto a la puerta de entrada antes de ir a dormir...

Perdidas, ambas estábamos perdidas…

A mi madre, todo esto, no sólo le hacía muchísima gracia (he de reconocer que tuvimos la gran suerte de tener unos padres la mar de divertidos) sino que lo usaba constantemente para meterse con nosotras, y ni que decir tiene, lo completamente “psicótico” que podía volverse aquello, si decidíamos ir las tres juntas a cualquier sitio.

Pero bueno, poco a poco, el tiempo va consiguiendo que lo que en un principio resulta anti-natural, deje de serlo, y de la sorpresa, se pasa a la costumbre sin mayor problema. Y una leche…

Sin mayor problema, hasta que de repente un día, te encuentras nuevamente a ti misma, repitiendo conductas, actitudes, tics, e incluso tarareando “cancioncillas” (llevo cerca de dos semanas sin dejar de canturrear a Antonio Molina) , que si bien no eran habituales en tu madre en sus años mozos, si que pasaron a serlo en su vejez ¡¡SOCORRO!!


*Antonio Molina - Cocinero Cocinero (The Best)

Ya llevaba yo unos meses, un tanto preocupada, por el “esto antes no pasaba” que de cuando en cuando se me escapaba… pero es que ya lo del otro día clama al cielo.

“Encontrábame” yo tan ricamente, y como cada jueves por la tarde en mi peluquería de siempre para retocarme el “plis” del pelo, y así mantenerlo en gris plata, y no en amarillo Piolín, cuando de repente (y esto sí que da miedo ya que la posesión, por lo de estar mi madre muerta, puede ser real ), de mi boca salieron las siguientes palabras.

-       Mira “hijita” (¡¡¿Hijita?!! ¡¡¿De cuándo a qué he llamado yo a alguien “hijita”?!!) que he estado pensando, que ya llevo yo muchos años así como con el pelo a lo Príncipe de Beukelaer, y que no se yo si que me lo cortes un poquito más, para así poder “marcármelo” (otra palabra que llevaba yo sin oír desde que murió Franco) yo solita con unos “bigudíes” (¡¡¿bigudíes?!!) en casa.

Mi peluquera (la que me recomienda las viscoelásticas y demás actividades perniciosas para mi salud...), que es un encanto,  dejo a un lado el cepillo, y la “navajita” de recortar, y tras pedirme perdón por anticipado, me metió una colleja, y espero a ver el resultado*

*Apuntar que fui yo misma, la que hace un par de años, la introduje en el antiquísimo arte de una colleja bien dada.

Mano de santo. Reaccioné, respiré profundamente, y volví a verme a mi misma con mi pelito libre de “bigudíes” en gris plata, sin el más mínimo problema. Pero claro, el hecho de haber salido con bien de esta, no implica que no vuelva a suceder…

Resumiendo, que entre la posibilidad de que se me despierte el “chip viejuno”, las posesiones maternas , y la entrada de la primavera, que a mi particularmente me pone de bastante mala uva (me llamo Lady Gin Tonic, y tengo alergia a los plataneros), no se si será mejor dejar esta actividad hasta después del verano, más que nada, para no dañar la estabilidad psíquica de nadie.

Insisto, nos enfrentamos a un momento complicado de mi existencia, por lo que sería de agradecer, que en el caso de observar en este Blog cosas extrañas, o "salidas" de madre... se recurriese sin el más mínimo pudor, a cualquier organismo, y o entidad, que pueda llegar a desarrollar cierta autoridad sobre mi, como por ejemplo "el cuerpo de bomberos" (vieja, no tonta...).

Sin más, que alargar esto es darle pie a mi madre, para meter baza...

Lady Gin Tonic #reinaelbigudi

14 comentarios:

  1. Todavía me estoy riendo, lo del cuerpo de bomberos ya es el remate. Buenísimo.
    Cumplo 40 este verano y ya he empezado con los síntomas de mutación en mi madre, miedito.
    Un beso

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    1. Me alegra una barbaridad que te hayas reído. Muchas gracias por el comentario (y tranquila, ten presente que hagas lo que hagas, el proceso de mutación, no es reversible...)

      Una abrazo muy fuerte.

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  2. Tienes toda la razón. Yo empecé mi mutación mucho más joven. ¿Sabes con qué empecé yo? Un día que le dije a mi hija "Ten cuidado no seas que te subas ahí, se resbale la silla, te caigas sobre la mesa, te golpees la barbilla y..."
    ¡Madre mía...la positividad se me fue al garete!
    Y es que eso debe transmitirse con los genes. Desde entonces, veo peligro en todas partes. Pero no me conformo con verlo, sino que hago un detallado relato con todo lo que puede suceder con cualquier nimiedad de acción cotidiana que haga alguien.
    Luego me repito mil veces: "No seas tan negativa, no pongas el parche antes que salga el grano..." Pero es raro el día que no peco de eso.
    Y esto es sólo un ejemplo...
    ¡Me ha encantado leerte, como siempre!
    Besos, Lady

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    1. Esto va a ser lo de "la humanidad", que nos puede...
      Un abrazo.

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  3. Ojalá me transformara yo en mi padre, que era de lejos el que mejor vivía en casa. El problema es que cada día me parezco más a mi madre y no falta día que no suelte un "como vaya yo y lo encuentre..." o "como te caigas a mi no me vengas llorando..." y es que me doy un miedo. Menos mal que poco pelo me queda ya, fíjate que eso si que lo tuve que heredar de mi padre, porque ya me veía yo con las mechas.

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    1. Tranquilo, el "como vaya yo y lo encuentre..." viene de serie en todo bicho viviente, y puede tardar más o menos en aparecer, pero aparece. Lo de las mechas...
      Feliz semana.

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  4. jajajajaja ¡Me he reido mucho! ¡Solo espero que este momento siga lejos, muy lejos de mi! ¡Y que no quiera llegar nunca a mi vida! jajaja

    ¡Gran blog!

    Un saludo

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    1. Me alegra que te hayas reído (ese es el plan)
      Respecto a tu futura conversión, ahí sí que no te puedo dar muchas esperanzas, todos acabamos cayendo...
      Un abrazo, y muchas gracias por tu comentario.

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  5. Me ha gustado mucho tu entrada, el momento huevo frito es total.
    Y la colleja me parece una buena estrategia, habrá que buscar la manera de dar una colleja en un comentario del blog para avisarte si la mutación sigue actuando en ti.
    Hay un par de detalles de la conversión en madre que quería compartir contigo para que estés atenta:
    Relacionada con lo de no pasar hambre: alimentar bien a todo el mundo y quedarse ella lo peor, o ¿no hacía tu madre eso de comerse las sobras y al resto darles el plato más reciente?

    Relacionada con el frío: una madre siempre piensa que sus hijos tienen frío, ya puede estar ella en manga corta que les zampa una rebequita o peor aún un gorro de esos de buzo.

    Te lo dígo sólo para que estés atenta
    ¡Besos!

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    1. ...sigo haciendo lo de los huevos fritos.
      Completamente de acuerdo con tus dos apreciaciones, y apuntar que lo de las "rebequitas", no sólo es típico de madres, sino que también es bastante habitual en tías y madrinas, y si no que les pregunten a mis sobrinos, ahijados y demás fauna.
      Mil gracias por tu comentario.
      Un abrazo.

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  6. Vaya... que yo solo tengo 31, pero por lo que cuentas... ya he empezado la mutación!!! Menos mal que de momento son suaves y pasajeros, pero miedo me da después de leerte.

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    1. Resistirte a la mutación sólo te va a acarrear sufrimiento, así que...

      Muchas gracias por el comentario, y feliz fin de semana.

      Un abrazo.

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  7. Me encantó gracias por compartirlo
    que tengas un super finde y gracias siempre por estar

    Abrazotes desde http://delabrujulalgps.blogspot.com.ar/

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    1. Muchísimas gracias por tu comentario Patry. Feliz domingo para ti también.

      Un abrazo.

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