Lady Gin Tonic, y el pájaro
azul.
Once
upon a time… *
*Que esto es una serie que a mí me gusta
mucho porque salen todos los príncipes, y todas las “principesas” de estos de
los cuentos de toda la vida, pero en versión que están todo el día tomando
cafés y comiendo madalenas de estas de colores y con cositas, y que a mí me
gustan tanto, y que eso, que a lo que iba…
Once
upon a time.
Así
como a la altura del centro de un nada tranquilo y menos reposado reino que se
encontraba al sur de ese continente que las malas lenguas decían que era viejo,
#peroquenoqueva que lo único es que estaba un poco “chuchurrío”, pues eso, que
a esa altura más o menos, vivía una hermosa y sabia princesa, a la que los años
no le habían sino mejorado como al vino.
La
hermosa princesa, toda dulzura, belleza, bondad y sabiduría, vivía en lo alto
de una torre desde la cual impartía su justicia, y derrochaba su amor y
simpatía con todos aquellos que la rodeaban, y que le hacían la pelota (la princesa era súper
maja…).
Sus
días transcurrían serenos y en paz, en demasiada paz, tanta paz tenía la
princesa, que cogió, y al final se agarró tal empacho, que ni los sabios más
sabios de la comarca pudieron tratárselo.
Era
tal su estado de aletargamiento pacífico, que por más que lo intentaba, y por más
“hidromiel” que consumía, no conseguía sino aburrirse aún más.
Sus
días se sucedían de manera angustiosa y monótona, y por las noches, por las
noches una terrible idea le carcomía… Sí, iba a morir, y no, no iba a morir
dignamente, que lo que iba a hacer era morirse del asco… y siendo como era de
todos conocido, que del asco, y del aburrimiento sólo se pueden morir los
tontos, a la princesa le espantaba que toda una vida de méritos y sabiduría,
quedase velada por una indecorosa muerte frente a la pantalla del Tv viendo el
“Sálvame”.
El
aburrimiento de la princesa no encontraba consuelo, y tan sólo experimentaba
cierto alivio, comiendo pipas al atardecer y jugando al “a qué no me pillan
tirando las cáscaras por la barandilla”.
Pero
hasta ese inocente entretenimiento le fue prohibido, al serle aplicadas las
mismas normas que ella misma había impuesto, y que incluían el no echar
desperdicios, ni arrojar objetos contundentes al vacío, a no ser en defensa
propia…
La
princesa languidecía al tiempo que los dedos se le pelaban de tanto comer
pipas, y hasta heriditas le salían en la lengua de tanta sal.
La
oscuridad comenzó a cernirse sobre la torre…
Tras
meses de pesadumbre y malos gestos… y coincidiendo con el 80 (aunque nadie lo
hubiese dicho porque aburrida lo estaría un rato, pero la piel la tenía como
una quinceañera…) cumpleaños de la princesa, un joven y atractivo familiar
recién llegado de hacer un Máster en los EE.UU, decidió que tenían que tomar
cartas en el asunto.
Reunió
a familiares, y amigos y les dijo…
Joven
recién llegado del Máster en los EE.UU: Hermana, padres, madres, tíos, tías y
demás “gentucilla” aquí presente… No podemos consentir que la princesa muera en
bata, deshidratada, y sin hacer testamento.
No,
claro, eso no es posible – oyó que le respondían los presentes - Eso nunca, en
bata jamás… ¿Cómo haremos para evitarlo?.
La
hermana del joven, que además por aquella época estaba exultante de felicidad
porque aún no había descubierto que su amorcito el budista era un ser medio
tarado, les sugirió.
Hermana
del joven, pareja de un budista tarado: Creo que, además de unos bonitos
zapatos de salón de Prada que he visto y que le van a encantar, lo que necesita
la princesa para recuperar la alegría y el alborozo, es poder comunicarse con
el resto de la humanidad, que con nosotros, todo sea dicho de paso, ya se ha
comunicado todo lo que se tenía que comunicar, y aburrida está, y aburridos nos
tiene…
¿Con
el resto de la humanidad? – preguntaron algunos - ¿No serán muchos? – alegaron
otros.
No
– prosiguió la novia del budista tarado – son el número justo, y además, si lo
hacemos de golpe, les pillaremos desprevenidos y no podrán defenderse.
La
humanidad… - se escuchó de fondo – Sí, la humanidad, dad, dad, dad – repitió el
eco.
Exacto,
la humanidad – concluyó la novia del budista tarado.
¿Y
cómo conseguiremos que la sabia y bella princesa contacte con la humanidad? –
consultó la madre de la joven novia del budista tarado, y que a su vez tampoco
estaba muy allá de lo suyo.
Todos
se miraron intrigados.
De
pronto, el joven “este” del Máster, les sorprendió apuntando.
-Yo
sé como…
-Ala,
que listo – murmuraron todos – como se nota que acaba de llegar de hacer un Máster.
A todo esto, en sus aposentos, la princesa, al margen de toda “la movida”, seguía “enredando” para ver cómo conseguir que la dejasen salir a la terraza con su bolsa de pipas.
Pocos días después, y coincidiendo con la pesada digestión del pato laqueado envenenado que compartieron todos para celebrar el 80 cumpleaños de la princesa en el “japochino” de la esquina, el joven recién llegado del Máster en los EE.UU, avanzó sonriente hacia ella, y le dijo…
Joven
“este” del Máster y tal y tal…: Querida, queridísima y siempre bella y sabia
entre las sabias princesa (que este era el tratamiento que la princesa exigía a
sus más allegados), la preocupación nos tiene embargados…
Sabia y Bella Princesa (tras tragarse un bombón de licor de golpe): ¡¡¿Embargados?!! ¡¡¿Lo qué…?!!
El
“este” del Máster: La tristeza, la tristeza nos embarga...
Sabia
y Bella Princesa (escogiendo otro bombón): Ah… que susto, prosigue.
El
“este” del Máster: A lo que íbamos, que la tristeza nos tiene embargados, y que
no hacemos si no llorar por los rincones por ver la melancolía que os tiene
“secuestrado” el corazón…
Sabia
y Bella Princesa (tragándose el segundo bombón de golpe): Jo, pues sí que has
venido tú leído del Máster…
Novia
del Budista tarado (intentando poner orden): ¡¡Tata coño!!
Sabia
y Bella Princesa (interrumpiéndole): Pardonnez moi???
Novia
del Budista tarado (corrigiéndose): Querida, queridísima y siempre bella y sabia
entre las sabias princesa… Estamos preocupados, con el corazón secuestrado, y
ciertamente alertados por tu querencia a pasearte en bata por la casa mientras
mascullas #ñañañaña y es por eso, por lo que hemos decidido hacerte un regalo
muy especial que seguros estamos aliviará tu estado…
Sabia
y Bella Princesa: ¡¡¿Un regalo?!! ¡¡¿Otro regalo?!! ¡¡¿Qué es, qué es, qué
es…?!!
*La
sabia y bella princesa siempre estaba triste, menos cuando dejaba de estarlo
por recibir regalos o comer pipas.
Todos
los asistentes abrieron paso al “este” del Máster, y el “este” avanzó de nuevo
hasta la princesa “portando” consigo una bonita y moderna caja de color azul.
Sabia
y Bella Princesa: Alaaaaaaaaaaa……
Novia
del Budista tarado: ¡¡Tata coño si no sabes lo que es…!!
Sabia
y Bella Princesa (removiendo la cajita #modomaraca): Alaaaaaaaaaaa…
Novia
del Budista tarado: ¡¡Qué lo abras de una vez!!
Sabia
y Bella Princesa (la cual se acababa de descalzar porque uno de los Prada le
apretaba en el juanete): ¡¡Escuchad!!
Un
alegre gorjeo salió de la caja.
Sabia
y Bella Princesa (agitando aún más la caja): Alaaaaaaaaaa… Una caja que gorjea.
Novia
del Budista tarado (dejándose caer desesperada en un bonito sillón que decoraba
con muchísimo gusto uno de los elegantes rincones del salón de la princesa): Se
lo ha “cargao”.
La
sabia y bella princesa abrió la cajita, y de ella, aunque aún un poco mareado
por el “meneo”, salió un lindo pajarito azul con cara de huevo, y que mirándole
con ojitos de “pitiminí” le dijo…
Pajarito
azul con cara de huevo: Hola, soy “Tuiti”, y tú…
Sabia
y Bella Princesa (con el pajarito azul entre las manos): Alaaaaaaaaa “Tuiti”
como el canario muerto de la niña de Poltergeist*
*La
sabia y bella princesa tenía un increíble dominio de las películas de los años
80.
“Tuiti”
(Mirando a la princesa con incomprensión y cara de huevo pasado por agua): #nometoqueselpitoquemeirriro
#quienesesa
Sabia
y Bella Princesa: Una niña rubia que veía a los muertos que bajaban por la
escalera de su chalet independiente construido sobre un cementerio indio, y que
al final se la llevaron de excursión a un armario, y que tuvo que entrar su mamá a rescatarla…
“Tuiti”:
Ah… ya, #esaniña #lamuhahahadelarmario
Sabia
y Bella Princesa: #samisma
A
partir de ese momento, el resto de los asistentes al cumpleaños desaparecieron
para “Tuiti” y para la sabia y bella princesa, y poco a poco, #tuiticarahuevo,
no sólo terminó de secuestrar el corazón de la princesa, sino que lo llenó de
alegría y novedades, al tiempo que ponía en contacto a la princesa con el resto
de la humanidad (que para eso servía…) y con los espíritus del cementerio indio
de la película de #lamuhahahadelarmario (a los cuales podéis seguir en el
siguiente perfil: @losmuertosdelaurba)
No
obstante, y como bien sabemos todos aquellos que hemos recibido una católica
formación al uso, ninguna historia que se precie, termina bien…
Pasados
los meses, la sabia y bella princesa, no tenía tiempo sino para jugar con
#tuiticarahuevo y con el resto de humanos a los que su “pajarito” le había
presentado (y a los que de momento, no había aburrido). Jugaba con @endosuno
con @dosdiestros con @LadyHorchata
con @LaVirgendelaCueva con @sinTsis666
con @miantoniaquevaleunhuevo con @QueteApartesQueTeMuerdo y con un montón más de ellos que hacían las
delicias de la princesa compartiendo todas sus historietas, y “embolaos”.
Próxima la
celebración del siguiente cumpleaños de la princesa, y mientras ella y su
querido pájaro azul intercambiaban impresiones e insultos hacia el resto de
dirigentes del planeta, el “avecilla” sorprendió a su “amiga” con la siguiente
pregunta.
#tuiticarahuevo:
Decidme “princess”
*La
princesa le consentía a su pajarito que se tomase esa licencia a la hora de
dirigirse a ella.
#tuiticarahuevo
(continuó): ¿Qué presente podría agradaros, y haceros la más feliz de entre las
princesas?
Princesa:
¿Por mi cumpleaños?
#tuiticarahuevo:
#sastamente
Princesa:
Esto… Sí, vamos a ver, ni morirme ni quedarme “tolai” el próximo año.
#tuiticarahuevo:
#tahecho ¿Qué más?
Princesa:
Esto… Sí, vamos a ver, ni empacharme, ni que me suba el azúcar jamás de los
jamases por más chuches que coma.
#tuiticarahuevo:
#tahecho ¿Algo más…?
La brisa se
convirtió en una gélida corriente de aire, la mirada de la princesa se tornó
amenazante y torva, y añadió clavando sus ojos en el “pajarillo”.
Princesa:
Deseo que mis “seguidores” se incrementen en número a la misma velocidad a la
que se “precipitó” el chaval este de la estratosfera el otro día… Deseo que
todos sean normales y que ninguno pertenezca a secta extraña o grupo de
mercadeo, pero más que nada deseo….
Continuará…
Elige tu
propio final.
-
Si
quieres que la Princesa desee tener más seguidores que @LadyGaga y
#tuiticarahuevo caiga #muetto del susto porque eso sobrepasa sus poderes pulsa
(1)
-
Si
quieres que la Princesa desee la paz en el #mundomundial y #tuiticarahuevo se
la ofrezca a cambio de su alma, pulsa (2)
-
Si
quieres que #tuiticarahuevo transforme a la Princesa en un sapo feo y asqueroso
para que le deje en paz y poderse ir con @LadyGaga pulsa (3)
-
Si
quieres que los familiares y allegados de la Princesa aprovechen su próxima
fiesta de cumpleaños para meterla a ella y a su pajarito, en una caja de
embalar rumbo a la serie esa de los príncipes, y las principesas que toman
cafés y comen madalenas… pulsa (4)
-
Si
quieres un Iphone pulsa (5) #jajaja
Lady Gin
Tonic (un año en compañía de “tuiti”, y lo que te contaré morena…).
Si queréis disfrutar (vanidosa estoy por favor...) de este sencillo cuento, perfectamente editado, y con las fotografías más bonitas del mundo mundial, podéis hacerlo en
Como en ocasiones anteriores, el enlace os dirigirá a la publicación online de @endoszero
Aprovechar la ocasión, para agradecerles desde aquí, el haber compartido conmigo este último año, año de mi bautismo "tuiteril", y "blogueril".
Gracias de corazón.
Sin vosotros "esta aventura" no estaría siendo tan bonita...
Lady Gin Tonic.
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